¡Gran noche en la Cena a Ciegas de Aizian!
Una vez más, desde el restaurante Aizian de Bilbao organizamos una gastroexperiencia diferente, abierta al público, y para disfrutar la gastronomía de una forma muy peculiar en una Cena a Ciegas.
El pasado sábado 3 de marzo apagamos la luces de uno de los salones privados del restaurante Aizian de Bilbao. Y lo hicimos por una sabrosa y divertida causa. Organizamos una nueva Cena a Ciegas. Llegadas las 21h todo estaba listo a falta de recibir a nuestros invitados. Poco a poco, la decena de participantes que se habían animado a acudir a esta nueva gastroexperiencia iban llegando. Hubo gente que vino en pareja o en grupo. Pero lo más curioso fue la sorpresa que una chica preparó a su pareja. ¡Era una cena sorpresa para él! Y como dato curioso, la mayoría fueron mujeres.
Tras la recepción de los invitados por parte de Josemi Olazabalaga y su equipo, todo el grupo fue hacia el salón donde se celebraría esa sabrosa «noche oscura». Cada comensal tenía en su espacio un antifaz que le serviría para evitar «ver» la experiencia. Pero además también apagamos las luces, y la estancia quedó a oscuras, tan sólo iluminada por unas velas. Y llegó el comienzo de la actividad. Les esperaban 7 sabrosos platos más el aperitivo, y una selección de 4 vinos. Irían degustando cada plato uno a uno y posteriormente Josemi Olazabalaga les explicaría qué habían comido mostrándoles un nuevo plato a la vista.
Para comenzar, el aperitivo. En este caso fue tomate confitado en texturas sobre antxoas y olivas negras. La mayoría de los participantes curiosamente pensó que era uva, y no tomate. ¿Sería la textura en la fue presentado este plato lo que les hizo pensar eso?
Tomate confitado en texturas sobre antxoas y olivas negras.
La noche siguió con el ceviche de gamba blanca con yogur de aceite de cardamomo, al que hubo que quitarle las cabezas de las gambas, ya que se sirve con ellas, para no dar demasiadas pistas. A pesar de la complejidad de sabores de este plato la mayoría supo qué era, e incluso alguno adivinó el sabor a cilantro. El siguiente plato, las kokotxas de merluza, salteado de amanitas y cremoso de patata y arbequina. Hubo disparidad de opiniones sobre si eran de merluza o de bacalao. Es lo que tiene no apoyarse en la vista.
Kokotxas de merluza, salteado de amanitas y cremoso de patata y arbequina.
La noche prometía y llegó el turno de la vieira asada con estofado de manitas-centollo, su americana y crujiente de azafrán. La mayoría acertó que era vieira, pero sobre el acompañamiento del resto de la receta, muchas dudas.
Vieira asada con estofado de manitas-centollo, su americana y crujiente de azafrán.
Comenzó el turno de la carne. Tocaba ravioli de rabo de buey con caldo concentrado de cocido-manitas, berza frita y pan de algas. Un plato con un sabor intenso que nuevamente costó saber qué era. Se decantaron por pensar que era carrilleras, y no buey. Y sobre el caldo, aunque muy familiar por su sabor, no supieron adivinarlo.
Ravioli de rabo de buey con caldo concentrado de cocido-manitas, berza frita y pan de algas.
El bacalao SKREI a 65ºC con caldo de manzana y cebolleta fue el plato de pescado de la noche. Hubo muchas dudas, ¿merluza o bacalao? Sólo uno de los participantes lo adivinó a la primera.
Bacalao SKREI a 65ºC con caldo de manzana y cebolleta.
Ahora tocaba el plato de cordero confitado en aceite de anís estrellado, cuajada de Idiazabal y mollejas salteadas. Llegados a este punto la duda fue, ¿es cochinillo o cordero?
Cordero confitado en aceite de anís estrellado, cuajada de Idiazabal y mollejas salteadas.
El final de la cena fue una degustación de quesos en diferentes texturas sobre crumble de nueces. Sabían que era queso, pero, esta presentación tan curiosa y con texturas tan diferentes les hizo dudar también cuáles eran.
Degustación de quesos en diferentes texturas sobre crumble de nueces.
Respecto a los vinos que servimos también fue complicado adivinarlos. Diríamos que casi más que con la comida. Tomaron un par de blancos, Raventós d’Alella Pansa Blanca 2016, y un Txakoli Adore 2016. De vino tinto, un Ribera del Duero Avan 2015. Y finalmente en el postre les servimos un sake japonés muy especial. ¡Pensaron que era orujo!
En vista de los comentarios que oímos, y de las caras de satisfacción que vimos en esa noche, podemos afirmar que nuestros invitados disfrutaron un montón de la actividad. Y tras esta nueva gastroexperiencia, y muy satisfechos con el resultado, ya estamos preparando más novedades para sorprenderos. ¿Te animas a la próxima?